En un lugar de la infancia de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un mozalbete de Biblia en mano, corbata en camisa, chaqueta con raso y sabática iglesia. Por las usanzas del momento dejó de ser Quijano para ser Quijote y así creció, bajo los brazos de la certeza. Era una época sencilla donde lo claro y lo oscuro se diferenciaban , donde la lectura de la Palabra llenaba los diálogos, donde se buscaba la oportunidad para transmitir un mensaje de verdad, donde las profecías se hacían carne en el cada día de la historia, donde la ausencia de los amados se llenaba de esperanza.
Y Sancho se nos arrimó y con él todos los discursos del materialismo.
No se sabe muy bien cuando sucedió pero dejó de seguirnos para instalarse a nuestra vera. Pensamos que acrecentaba su paso pero no era así. Ralentizamos nuestros ideales y dejamos de ser Movimiento para ser Institución. La realidad, subjetivo molino de violentas aspas, nos había alcanzado.
El mozalbete se hizo doncel y cambió la Biblia por el Marca, la corbata por un collar de palosanto, la chaqueta con raso por una cabeza rasurada, la sabática iglesia por un hall sabático. Por las usanzas del momento dejó de ser Quijote para ser Quijano y así vive, bajo los brazos de la incertidumbre. Es una época difícil donde todo parece gris, hasta la vida; donde la política, el deporte y la telebasura llenan los diálogos; donde se busca la oportunidad para resguardar nuestras señas de identidad, donde las profecías sólo son carnaza en manos de disidencias; donde se dilata la esperanza porque tenemos ausencia de nuestro verdadero yo.
Y Sancho, entre análisis presupuestario y comisión de comisiones, ha puesto el cartel en la puerta de esta comparación: CERRADO POR DEFUNCIÓN.
Hubo un momento en nuestra historia, con la llegada de la democracia, en que, sabiamente, quisimos dejar de ser un gueto y abrirnos al mundo. Brisas de apertura nos llegaron al rostro con frescor. Buscamos cambiar los métodos, nunca los tiempos ni la ley. Y al tirar el agua de la bañera echamos fuera al niño que había dentro. ¿Hemos confundido “apertura” por “abandono”? Posiblemente. No somos los únicos que sentimos que se nos va la vida de las manos, Jean Danielou en sus “Memorias” dice:
“Se ha comentado mucho que he evolucionado, que he pasado de una fase de aceptación respecto del mundo moderno a otra crítica y polémica, que el progresista se había convertido en un conservador, cuando no en un integrista. Pero no, no he cambiado: me encuentro abierto al mundo, aunque detesto ciertas posturas de complacencias y complicidad. (...) Lo que, tanto a mí personalmente, como a algunos amigos míos, tales como los padres De Lubac y Urs Von Batltasar y otros muchos, nos ha parecido grave dentro de la historia religiosa de los últimos treinta años, es el deslizamiento operado desde un interés aperturista del pensamiento a una actitud de abandono.”
Y es que Sancho, al final, termina gobernando ínsulas baratarias.
En estos tiempos se necesitan, de nuevo, Quijotes. Me genera gran admiración ese gaditano de acento y aires trigueños, músico de voz y guitarra rasgadas que se ha atrevido a decir que no, “No es lo mismo”. Un valor y sabiduría dignos de imitar. Porque es cierto, hemos de aprender a defender lo defendible (vale), lo nos hace ser lo que somos; a tolerar lo tolerable (bueno), lo que no nos hace perder la esencia; a evitar lo evitable (puerta), lo que nos arrastra a la nada.
Se habla mucho de crítica en la iglesia y poco de criterio. La crítica es fácil sólo necesita recorrer el camino de la estética, de lo que se ve, del exterior. Es mucho más complicado el criterio porque necesita recorrer el sendero de la fe, de la relación que se proyecta en religión, de lo que el ojo no siempre ve, del interior. Os propongo reflexionar sobre este contraste. ¿Dónde nos lleva el rumbo actual de nuestras vidas? ¿Sigo entendiendo lo que significa “morir en Cristo cada día”? ¿Sigo disfrutando con la lectura de la Biblia? ¿Encuentro descanso en los brazos del sábado? ¿Vivo intensamente la pronta venida de Jesús? ¿Viven los ideales en mi casa?
Los corintios, postmodernos donde los hubiere, vivían experiencias similares a las nuestras. Pablo, con la voz diáfana, les aconsejó:
“Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual, asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.” (1 Cor 15,1)
Y es con esa sustancia que hago mío el espíritu de Alejandro Sanz y propongo un listado de palabras consentidas y, espero, con sentido. Palabras pensadas para pensar, para releer, para descubrir:
No, no es lo mismo porque el creer nos crea, porque el hacer nos nace, porque el ser no pesa, por eso decimos...
a amar por amar, vale,
a amar por calmar, bueno,
a amar por amalgamar, puerta;
a vivir con visión, vale,
a vivir con la visa, bueno,
a vivir con visera, puerta;
a existir con esencia, vale,
a existir con éxodos, bueno,
a existir con exilios, puerta;
a caminar con criterio, vale,
a caminar con las crisis, bueno,
a caminar con crítica, puerta;
a esperar con respeto, vale,
a esperar con repasos, bueno,
a esperar con reposo, puerta;
a sentir con sentido, vale,
a sentir asintiendo, bueno,
a sentir con sustancias, puerta,
a nacer de nuevo, vale,
a nacer de lo nuestro, bueno,
a nacer de normas, puerta;
a orar porque aro, vale,
a orar por la hora, bueno,
a orar por la ira, puerta;
a estar porque eres, vale,
a estar porque eras, bueno,
a estar porque irías, puerta;
a ser por si mismo, vale,
a ser porque sí, bueno,
a ser por si acaso, puerta;
porque no es lo mismo amar que amargar, vivir que dividir, existir que desistir, caminar que conminar, esperar que desesperar, sentir que disentir, nacer que enaltecer, orar que rezar , estar que ser, ser que estar. No, no es lo mismo.
Es hora de que despierten nuestros Quijotes, de que arrimemos a un lado la corta visión de los Sanchos, de que quitemos todos los carteles que llevamos colocados en todas las comparaciones y pongamos uno bien grande, a la vista de todos: ABIERTO POR VIDA ETERNA.
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