jueves, 16 de abril de 2009

Mirando atrás, ¡¡gracias!!

Fueron días de dolor. Ella, diminuta e indefensa, se encogía en una cuna de cristal. Nosotros, diminutos e indefensos, nos encogíamos entre lágrimas de cristal. Pero Dios, inmenso y poderoso, nos ofertó la luz. Cuando miró atrás desde el ahora, cada neurona de mi ser, en sinapsis y algarabía, dice: ¡Gracias!

UNA NANA

A NENA AINHOA

 

¡Aupa, nena Ainhoa, aupa!

Imita sueños de seda.

No llores cuando la luna

huela a cartón y piedra.

Olvida y siente frescura.

 

¡Anda, nena Ainhoa, anda!

Pide una estrella en tu cuna,

estrellita engalanada.

Despiértala cuando la tuna

ronronee antes del alba.

 

¡Ora, nena Ainhoa, ora!

Silenciosa, acurrucada.

Añadiendo tu blancura

a tus chiquitas palabras.

Ríe en la noche oscura

mientras Jesús canta nanas.

 

¡Escucha, nena Ainhoa, escucha!

¿No oyes como te canta?

Tiene en la voz dulzura,

en los ojos tu faz blanca.

Risueño, junto a tu cara,

observando tu luz clara,

siente que el dolor no dura.



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